Blogia
Polvo y napalm

El día de la Fiesta del Campus

El día de la Fiesta del Campus El chico llevaba un rato sentado en la sala de espera; hacía un par de años que el representante de los estudiantes era JKL, un alumno de intercambio. Nunca se lo había preguntado, pero creía que era de Israel, porque llevaba uno de esos gorritos tan extraños que llevan algunos judíos; siempre se había preguntado qué querían decir, si eran algún tipo de símbolo religioso, como el velo musulmán o algo así; cuando tuviera más confianza con él se lo preguntaría. El chico que había entrado hacía un rato salió de su despacho y le dijo que era su turno . Se pasó la mano por la cabeza afeitada, como si tuviera pelo que peinar, cogió su carpeta, el dossier tan cuidadosamente preparado, entró.

- Déjame ver ese “planning” – dijo JKL. QWE se lo pasó y él empezó a ojearlo.
- “Asociación Nacionalsocialista de la Universidad de P”. Explícame un poco de qué va el proyecto.
- Bueno... somos un grupo de amigos que hemos visto que entre todos los colectivos que hay en la universidad, pues bueno, no hay ninguno que nos llame especialmente la atención, y hemos pensado que deberíamos hacer el nuestro propio y seguro que más gente se añadiría.
- Veo que vuestras bases son el odio racial, el antisemitismo... ¿”antisemitismo” o “anti-semitismo”?
- Diría que “antisemitismo”, sin guión. Una sola palabra: “antisemitismo”.
- No sé, no estoy seguro. En fin, no tiene importancia. Lo importante es cómo pensáis llevar esto a cabo. O sea, tratáis conceptos muy abstractos... ¿cómo se lleva a cabo el antisemitismo?
- Bueno... Yo estudio Ingeniería Industrial; tengo un proyecto para una cámara de gas, y uno de mis amigos es de Química y está experimentando algunos gases letales. También habíamos pensado dar unas charlas en la Plaza de los Estudiantes y organizar algún desfile, con sus banderas, sus cruces gamadas, sus himnos y demás. El problema es la financiación.
- Ya, claro... eso pasa con todos los proyectos. La verdad es que veo que lo habéis trabajado bastante; el dossier está bastante bien elaborado y tenéis las ideas claras. Haré lo que pueda ante el rectorado para defender vuestra propuesta, aunque la verdad es que es del tipo de propuestas que les gustan: al fin y al cabo, es en esto en lo que debe consistir la universidad, ¿no? En movimientos sociales e iniciativas como la vuestra, no en cajeros automáticos u oficinas bancarias... francamente, no creo que pongan muchas trabas, pero ya sabéis que nunca hay mucho dinero... en cualquier caso, os sugiero que lo que os den lo invirtáis en hacer participaciones de lotería, camisetas, una rifa y este tipo de cosas: entre eso y lo que podáis sacar vendiendo cervezas el día de la Fiesta del Campus, seguro que llegáis a construir la cámara de gas.
- De acuerdo. – Le estrechó la mano. – Muchas gracias JKL; nos vemos pronto.
- Sí, desde luego. Que tengáis suerte.

El día de la Fiesta del Campus se celebró como cada año uno de los primeros viernes del curso, cuando aún no había empezado a hacer frío, y los alumnos ya estaban un poco rodados – y además, los de primero ya habían tenido tiempo de hacer algunos amigos. La Plaza de los Estudiantes estaba llena de gente, y entre la gente había pequeñas paradas en las que cada colectivo universitario intentaba ganar algo de dinero vendiendo bocadillos, cerveza y camisetas. Había una mezcla de músicas diferentes, radiocasetes que sonaban a todo volumen a pocos metros unos de otros, mezclados con los grupos de rock que iban subiendo al escenario, situado a pocos metros de la entrada a la biblioteca de letras. Allí, entre todos los demás, el puesto de la “Asociación Nacionalsocialista de la universidad de P” solo era uno más. Incluso pasaba desapercibido, y aparentemente no tenía un éxito especial. Habían preparado unas camisetas que imitaban las camisas de los oficiales de la SS, con su cruz de hierro y todo, y una esvástica en la manga simulando ser un brazalete, que se estaban vendiendo bastante bien, pero en las cervezas y los bocadillos, los de la “Asociación de jóvenes judíos de la Universidad de P” que estaban justo al lado les estaban pasando la mano por la cara aunque vendían unas camisetas con unas estrellas de David bastante cutres, que no estaban teniendo ni la mitad de salida que las suyas de la SS. JKL, que estaba allí cortando pan y embutidos como loco, se acercó un momento a charlar con QWE.
- Qué, ¿cómo va eso?
- Bien, la verdad es que va bien. A este paso, nos vamos a quedar sin camisetas antes del mediodía, pero me temo que vamos a tener que tirar la mitad del pan.
- Bueno, la verdad es que a eso venía yo... nosotros nos estamos quedando sin, ¿te parece que os compremos unas barras?
QWE se acercó a las cajas dónde estaba el pan y le ofreció una entera.
- Ten hombre ten.
- ¿Cuánto es?
- Nada hombre, nada. ¿No creerás que te voy a cobrar por esto? ¡si no nos ha costado ni tres euros! Además, - dijo con una sonrisa - ¡con lo que vais a perder en camisetas, no sé si os lo podéis permitir! ¡me parece que os voy a ver todo el año a todos con ella, porque os las vais a tener que comer!
- ¡Qué cabrón! – rió JKL. – Ya verás el año que viene, ya.... Bueno, gracias por el pan.
- De nada hombre, estamos aquí para lo que necesites...
Entonces, la música rock del escenario cesó y en su lugar se oyeron unas trompetas de guerra. Empezaron unos redobles de tambores marcando el paso, y QWE sonrió.
- ¿Qué es eso? – preguntón JKL.
- Ya verás, ya. – Dijo QWE intentando disimular la emoción y poniéndose la chaqueta de su uniforme y la gorra a toda prisa antes de salir corriendo hacia detrás de la biblioteca.

La música seguía sonando, con las trompetas y los tambores, y todo el mundo miraba hacia el escenario, con la certeza de que iban a ver algo memorable, de que algo grande iba a pasar. Entonces, sonó por megafonía un coro de cien hombres entonando algo en alemán, alguna especie de himno, y los muchachos de la “Asociación Nacionalsocialista de la Universidad de P” salieron todos cantando la misma canción del CD. El primero iba QWE, llevando una gran bandera roja con una cruz gamada en un círculo blanco, de más de dos metros de largo, con un mástil enorme y que era realmente difícil mantener en pie. Detrás de él, todos los demás miembros marchaban al paso que él marcaba, y el último sostenía un estandarte con un águila que les había costado muchísimo construir. Marcharon alrededor de la plaza, entre la gente que les vitoreaba, durante los cinco minutos que duró el himno. Todo el mundo les miraba admirado y a ellos mismos les costaba mantener el rictus serio, como auténticos soldados del Reich, mientras desfilaban. Se habían esforzado mucho cosiéndose sus propios uniformes, a partir de unos patrones que había hecho la madre de uno de ellos, que era modista, a toda prisa para tenerlos listos para el día de la Fiesta del Campus; habían quedado todos los sábados y domingos por la mañana para ensayar, usando palos en lugar de sus fusiles (que no habían llegado, pedidos a través de internet, hasta el día anterior). Llegado el momento, cuando sonaban los compases finales, se encaminaron al centro de la plaza y, coincidiendo con las últimas notas, levantaron todos la mano derecha y gritaron al unísono “¡Sieg Hail!”. La multitud estalló en aplausos: ¡había sido un espectáculo digno de ver! ¡Magnífico! Nadie en la universidad recordaba nada parecido. ¡Y qué orgullosos estaban! Seguían allí, en medio de la plaza, aguantando el brazo en alto, impasibles, mientras seguían vitoreándolos. ¡Qué momento! ¡QWE no cabía en sí mismo de orgullo! Cuando dio la orden de bajar el brazo, la multitud se cerró sobre ellos; todo el mundo quería darles la mano y felicitarles personalmente. JKL y otros chicos de la “Asociación de jóvenes judíos de la Universidad de P” se acercaron a QWE.

- Felicidades tío – dijo JKL-, ha sido increíble. ¡Os habrá costado mucho esfuerzo llegar a coordinar todo esto!
- Sí, la verdad es que sí. Pero, joder, ha valido la pena. – dijo mirando a todos sus compañeros alrededor, tan orgullosos de un trabajo bien hecho como lo estaba él. ¡Incluso el rector en persona se acercó a felicitarle!
- Bravo, muchacho, - dijo estrechándole la mano entre las dos suyas.- ¡Es un placer ver cómo el dinero destinado a estas cosas se gasta de manera tan formidable!

El día estaba saliendo redondo; además, desde el momento del desfile, se habían disparado las ventas de cervezas y bocadillos (¡habían tenido que mandar a IOP corriendo a un supermercado a traer todo el pan y embutido que pudiera!) y se habían agotado las camisetas. Incluso, tras ver la maqueta que habían construido (IOP era un gran aficionado al modelismo), mucha gente estaba dándoles dinero, y seguro que podrían construir la cámara de gas antes de fin de curso. Entonces, alguien tiró su cerveza sobre QWE, que hablaba con JKL acerca de algún tema sin importancia.
- Lo siento. – dijo el individuo, un tipo alto, con el pelo largo y sucio y una camiseta de Bob Marley, con una sonrisa sarcástica en la cara.
- Tranquilo, no pasa nada.- respondió QWE mientras se limpiaba con una servilleta y seguía su conversación como si nada hubiera pasado. Entonces, le cayó otra cerveza. Miró, y al lado del tipo de antes, que no se había movido, había otro parecido.
- Lo siento. – Dijo, mirándole fijamente.
Entonces, un tercer tipo derramó su vaso sobre la cabeza pelada de QWE, y más hippies fueron saliendo de entre la multitud y rodeando la parada de los chicos.
- ¿Se puede saber qué os pasa? – dijo JKL interponiéndose entre ellos y QWE. – Nadie os está molestando, dejadnos en paz.
- Oh, sí. – respondió el de la camiseta de Bob Marley. – Estos tipos nos están molestando. Y tú también, si eres amigo suyo.
Entonces le dio un empujón, y como si se tratara de una señal, todos los demás se abalanzaron sobre la parada de la “Asociación Nacionalsocialista de la Universidad de P”, ante la estupefacción de todos. Destrozaron las banderas y los posters de Adolf Hitler; la maqueta de la cámara de gas fue pisoteada, y muchos de los chicos acabaron con fuertes contusiones y alguna fractura. Cuando se fueron los hippies, en un charco de cerveza junto al barril roto, lloraba QWE, lleno de barro y moratones, agarrado a lo que quedaba de su bandera roja con un círculo blanco y una esvástica, manchada de sangre y calimocho.

1 comentario

Steam Monkey -

Oye lechugo CUANDO HABLAMOS!!???