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Polvo y napalm

Los granos de arena

Los granos de arena Todo habia sido culpa suya. Era increíble que él solo hubiera podido provocar aquello, pero esta es la grandeza de la era de las comunicaciones; una sola persona escribe panfletos desde su habitación, y sin saber cómo, todos acaban siguiéndole. Acaba teniendo una organización; un ejército. Y él ni siquiera se da cuenta hasta que es demasiado tarde.

Poco a poco, las cuentas de email se habian ido saturando con su propaganda. Poco a poco, más y más gente se había ido convenciendo de que tenía razón. Contagiándose de su descontento. Él nunca creyó en la teoria del granito de arena; un monton de granitos de arena no hacen una montaña, sino un desierto, tal vez. Y así fué: poco a poco, se iban poniendo más granitos de arena hasta conseguir el desierto.

Cuando quemaron la primera biblioteca, ni siquiera sospechó que él hubiera tenido nada que ver. ¿Él? estaba a miles de quilómetros de allí. Ni siquiera lo había dicho en serio, lo de quemar bibliotecas.

Ni siquiera se enteró del primer asalto a un museo.

Los estudios de televisión estaban en otro continente.

Cuando todos los cds de aquella discográfica aparecieron rallados de fábrica, creyó que fué una casualidad.

Pero poco a poco, todos le iban haciendo caso. Y poco a poco, granito a granito, entre todos lo destruyeron todo. Y a todos les pareció bien, porque incluso los que no se habían enterado, los que no habían ayudado a construir el desierto, sabían que en realidad, estaba mejor así.

Y entonces acudieron a él. No sabían quién era, pero corrían por las calles, gritando, pidiendo ayuda, pidiéndole que les indicara cual era el siguiente paso a seguir. Y él no sabía si hacerlo, pero salió a su balcón, y los que estaban allí esperaban abajo sus palabras, aunque en realidad no sabía qué decir. Pero lo dijo:

-Nadie puede vivir en el desierto; ahora hay que volver a crearlo todo. Pero aseguráos de que lo que creeis sea mejor que lo que habéis destruido. Y haceos a la idea de que, tarde o temprano, alguien tendrá que destruirlo otra vez.

Y al final, todo volvió a estar como estaba, pero ya nadie lo recordaba, así que les pareció que estaba bien.

Imagen:
http://santiago.mapache.org/art/desktop/

3 comentarios

lunaaaaa -

todos merecen una segunda oportunidaddddddddd

grfdxxxxxx -

En realidad, él no quería la revolución: sabía que era necesaria, pero no creía (quizá tampoco quería) que se pudiera llevar a cabo.
En cualquier caso no buscaba crear un paraiso, sino, destruir un infierno. Y cualquier cosa sería mejor. O Tal vez no.

Steam Man -

Como decía por ahí algunos personajes "tirarlo todo y poner Tierra encima..."

O sea en realidad el tio es un primo... resulta que promovió una ideología de la que no era capaz de asimilar las consecuencias... tenía grandes planes "revolucionarios" pero el tio se vió superado por el desierto creado y no por ese paraiso que el buscaba... quizás el ser humano sea como dice Tyler Durden la "mierda cantante y danzante" quizás por eso... por que jamás conseguirá organizarse... En fin. Interesante artículo.... ¿propones alguna solución a tanto despropósito?